El peligro de estos eventos comienza cuando los automovilistas comunes que transitan por las calles desconocen la existencia de las competencias a alta velocidad.
Inocentes conductores son sorprendidos en los cruceros por los corredores y los choques son impresionantes, otros automovilistas pierden el control al ver que sobre ellos vienen los bólidos, dan el "volantazo" para esquivarlos y también chocan.
El riesgo no es sólo para los automovilistas, peatones, mirones y el público que se sitúa sobre las banquetas y camellones se exponen a ser atropellados.
A la velocidad que corren es casi imposible controlar un vehículo y menos cuando por la fricción alguna llanta se poncha.
Hasta el momento no existen estadísticas precisas sobre cuántos accidentes o decesos han ocurrido por culpa de los arrancones, y esto se debe básicamente a que en los peritajes se establecen datos físicos sobre el incidente para deslindar responsabilidades, pero pocas veces se puede establecer en actas si el involucrado iba jugando carreras o simplemente conducía a exceso de velocidad.
Inocentes conductores son sorprendidos en los cruceros por los corredores y los choques son impresionantes, otros automovilistas pierden el control al ver que sobre ellos vienen los bólidos, dan el "volantazo" para esquivarlos y también chocan.
El riesgo no es sólo para los automovilistas, peatones, mirones y el público que se sitúa sobre las banquetas y camellones se exponen a ser atropellados.
A la velocidad que corren es casi imposible controlar un vehículo y menos cuando por la fricción alguna llanta se poncha.
Hasta el momento no existen estadísticas precisas sobre cuántos accidentes o decesos han ocurrido por culpa de los arrancones, y esto se debe básicamente a que en los peritajes se establecen datos físicos sobre el incidente para deslindar responsabilidades, pero pocas veces se puede establecer en actas si el involucrado iba jugando carreras o simplemente conducía a exceso de velocidad.
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